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imagen de un movil en 3d que habla de vender en el metaverso

¿Vender en el Metaverso?

¿Alguien no ha oído hablar del metaverso a estas alturas…? Día sí y día también nos asaltan noticias de que el metaverso va a revolucionar nuestra forma de vivir. Parece que se abre ante nosotros un universo virtual que va a extender los límites de nuestra vida física…  ¿Es posible que esto sea así?

 

Algunas claves para una primera aproximación:

 

  1. Metaverso proviene de la fusión de ‘meta’ (MÁS ALLÁ) con ‘verso’ (sufijo de UNIVERSO).
  2. Por tanto, se supone que es un UNIVERSO VIRTUAL que nos llevará más allá del universo físico, coexistiendo con este. Será una extensión de nuestro universo real.
  3. El metaverso es, sin duda, una visión alternativa e inspiradora del FUTURO de Internet. ¿Es una UTOPÍA o una DISTOPÍA?
  4. Hace unos meses, FACEBOOK dejó clara su apuesta por el metaverso. ¿Eso es bueno o malo? Ahí lo dejo… [El metaverso está en boca de todos por expreso deseo y mérito de Mark Zuckerberg]

 

Lo que está claro es que las GRANDES COMPAÑÍAS TECNOLÓGICAS, cada una con su visión particular al respecto, están invirtiendo mucho dinero para ser las primeras en desarrollar esta realidad paralela bautizada como metaverso.

 

¿Cómo funcionarán los negocios y las ventas en el metaverso?

 

Es pronto para saberlo, pero se pueden intuir algunas cosas:

 

  1. Uno de los principales objetivos del metaverso es que los usuarios sientan que están en un universo paralelo. Y que tenga muchas similitudes con nuestro mundo real. La actividad económica será esencial para lograrlo. Los usuarios podrán comprar y vender objetos y propiedades o, incluso, montar un negocio.
  2. Para ello, lo lógico es que el metaverso disponga de una economía propia. Que debería estar ligada a la del mundo real, pero con sus propios mecanismos de generación de riqueza: el comercio electrónico y la compra -venta de bienes digitales, entre otros. Y parece razonable que se trasvasen también al metaverso muchas dinámicas del marketing digital que ha auspiciado Internet.
  3. Por lo que voy entendiendo, el mundo virtual al que nos conduce el metaverso es algo así como juntar los videojuegos con la economía. Siempre que se habla de metaverso entran en juego tecnologías como criptomonedas, NFT, blockchain, tokens virtuales…
  4. Eso sería la gran revolución. El metaverso va mucho más allá del mero entretenimiento al fusionar los espacios virtuales (propios de los videojuegos) con la ‘criptoeconomía’, tan en boga.
  5. Quizá el ejemplo más paradigmático de esta mezcla es Decentraland Un espacio de realidad virtual en 3D que está adquiriendo gran popularidad. Esta plataforma está constituida por parcelas de tierra que están empezando a venderse a precios descomunales para generar negocios a medio o largo plazo.
  6. Todo apunta a que serán varios metaversos, controlados por los diferentes gigantes tecnológicos (Facebook, Microsoft, Google, etc).
  7. El metaverso está de moda. Y la moda está entrando en el metaverso. Grandes empresas del sector se están moviendo y posicionando con rapidez. Zara ha sido la última en sumarse a la moda virtual. Nike tiene desde septiembre pasado un responsable de metaverso.
  8. La moda, el ‘real state’ y el arte son tres sectores que ya se están moviendo en el metaverso. Otros como la sanidad y el comercio están explorando sus opciones.

 

Hoy nadie sabe si el metaverso es el futuro tecnológico o el enésimo bluf, pero, por si acaso, empresas muy conocidas están haciéndose hueco en el universo virtual.

imagen de un movil en 3d que habla de vender en el metaverso

Concluyendo, el metaverso —o los metaversos— está en boca de todos y, también, bajo la lupa. La mayor parte del camino está por construirse. Y sobrevuelan muchos interrogantes. Uno de ellos es si el metaverso será un lugar seguro, justo y democrático…

Casi por definición, el futuro pasa por la innovación. Pero cuando es tan disruptiva y radical como la que llega de la mano del metaverso conviene acertar con la dosis de prudencia y de perspectiva al analizar las implicaciones. Innovación, sí. Pero tiento, también.

Hay mucho ‘hype’ y también muchas incógnitas. Y hay un interés claro del mundo ‘cripto’ y sus allegados por atraer inversiones haciendo pensar que es un futuro inmediato. Quedarse al margen de ese universo latente probablemente no sea una opción para las empresas que aspiran a dominar el mercado del futuro. No se pueden desdeñar las posibilidades de negocio que el metaverso brinda a las marcas más innovadoras y atrevidas, desde vender activos digitales (NFT) hasta ofrecer servicios como la atención posventa.

 

Eso sí, expertos de referencia como Enrique Dans creen que el metaverso no funcionará si está dominado por una sola compañía (y menos aún si es la compañía antes conocida como Facebook, dicho a la manera de Prince).

 

De momento, lo que se está vendiendo, y muy bien, es la expectativa en sí misma del metaverso (el ‘hype’ antes mencionado). Algunos gigantes tecnológicos -en particular, uno muy concreto- nos intentan vender el Metaverso como el único futuro posible. ¿Realidad o ciencia-ficción? Let’s wait and see (vamos a esperar y ver).

 

Si quieres profundizar un poco más en el metaverso, aquí tienes el primer artículo  y el segundo que he publicado al respecto en Sintetia.com.  

El fin del mundo tal y como lo conocemos

Libro de Marta García Aller. Editorial Planeta, 2017.

El título puede sonar pelín apocalíptico, casi ‘jimenezdelosiano’, pero el subtítulo tranquiliza e indica por dónde van los tiros: ‘las grandes innovaciones que van a cambiar tu vida’. Es un libro sobre I-N-N-O-V-A-C-I-Ó-N, en mayúsculas. Y, por tanto, sobre tecnología, tendencias y futuro. Y, consecuencia de todo ello, sobre cambios de hábitos sociales. Es un ensayo fundamentado y ágil que busca entender y explicar lo que se avecina, aprendiendo de todo aquello que estamos dejando atrás.

No recuerdo cuando descubrí a la autora, la periodista Marta García Aller, pero sí que fue leyendo artículos suyos en la revista ‘Actualidad Económica’ y que me enganchó su forma de escribir y de contar la actualidad con puntería, soltura y humor. Ya sea en sus crónicas políticas (impagables muchas de sus colaboraciones en El Independiente) o en sus libros, disecciona la actualidad con viveza y desparpajo. Además de escribir, es profesora asociada del Instituto de Empresa, en la rama de Ciencias Humanas y Tecnología. Este último apunte biográfico no es baladí, dado que el Instituto de Empresa -para los amigos, IE, abreviándose igual que Inteligencia Emocional, lo que no puede ser casual- es, a día de hoy, la más innovadora de las tres grandes escuelas de negocio españolas (las otras son, obviamente, el IESE y ESADE).

“El fin del mundo tal y como lo conocemos” está estructurado en dos partes: ‘Cosas que se acaban’ e ‘Ideas que se acaban’. La primera parte se refiere a cómo están cambiando aspectos tan tangibles como el trabajo, el dinero o la fotografía, entre otros, y la segunda a conceptos como la forma de conversar, el reloj biológico o la intimidad, y algunas otras cosas más. Y, ojo al dato, el libro termina con bibliografía recomendada, para que podamos seguir tirando del hilo de las reflexiones que suscita la lectura.

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Lo que pudo haber sido y no fue

“El pasado está lleno de predicciones que nunca sucedieron. Y de futuros que envejecieron muy rápido. Se anuncian cada poco avances presuntamente fascinantes que caducan rápidamente en el olvido, porque las épocas de innovación lo son también de fracasos constantes.” Esta frase, extraída de uno de los primeros capítulos, define muy bien el espíritu del libro. El ensayo de Marta García Aller muestra un enfoque abierto hacia lo que viene, tamizado por el sentido crítico y por el sentido de la perspectiva. Hablar del futuro obliga a revisar el pasado y a analizar lo que antaño fueron aciertos -unos duraderos, otros efímeros- y fracasos que provocaron la muerte o agonía de empresas que parecían consolidadas (Kodak y Nokia son dos ejemplos). Ese acercamiento al pasado merece la pena, especialmente para los más jóvenes, que, como explica la autora, ya no recuerdan el mundo antes de Google.

Si mi abuela levantara la cabeza…

En el despliegue de innovaciones que nos depara y deparará la tecnología, cada lector encontrará aquellos temas que le seduzcan más. A mí, me han interesado particularmente las reflexiones sobre qué significa hoy en día la conexión a Internet, sobre la inteligencia artificial -tras décadas oyendo hablar de robots, ya han llegado de verdad- y sobre la transformación de la fotografía. Recojo aquí, a vuelapluma, algunas de las ideas del libro sobre esos tres ámbitos. Primero, la conexión a internet -sin la que vivimos durante siglos- ya es tan ubicua e invisible como la luz y el agua corriente. Y eso lo cambia todo, como lo hizo en su día la electricidad. Segundo, con la inteligencia artificial capaz de crear máquinas que piensen solas, se avecina una sociedad completamente diferente, en materia de empleo y en todos los terrenos (¡coches que conducirán solos!). La robotización afectará en España a cerca de la mitad de los trabajadores en la próxima década. El libro explica que los robots acabarán haciendo cualquier cosa en la que los humanos seamos mejores cuanto más entrenemos. La cuarta revolución industrial ya está colándose sibilinamente en nuestras vidas. El resquicio a la esperanza está en que seguirán siendo humanas aquellas tareas relacionadas con la percepción y manipulación en entornos desordenados, las que requieran inteligencia creativa e inteligencia emocional. Ahí, los robots, por mucho que piensen por sí mismos, lo tienen complicado. Y, en tercer lugar, hoy en día lo fotografiamos todo, pero las fotografías digitales que hacemos con el móvil no tienen, como antes, el afán de inmortalizar un instante sino de comunicarlo y compartirlo (a menudo, postureo mediante). Las redes sociales son el antiguo corcho de la habitación. Reflexiones interesantes, ¿verdad?

De la transformación digital a la transformación social

En el libro tienen cabida el internet de las cosas, el ‘big data’, los algoritmos, los robots, los drones, las redes sociales y hasta la posverdad. “Que algo sea posible no quiere decir que vaya a funcionar” asevera Marta García Aller, lo que le da pie a explicar algunos sonoros fracasos en materia de inventos e innovaciones empresariales. Véase el escaso recorrido de las Google Glasses lanzadas a bombo y platillo en 2012. En aquel momento todavía no habíamos adquirido la costumbre de fotografiar cada plato en los restaurantes. “Sin una función social, la tecnología fracasa”, concluye. Las nuevas tecnologías han propiciado el fin de hábitos que antaño parecían inmutables por los tiempos de los tiempos, como el de consultar la enciclopedia que ocupaba el lugar de privilegio en las estanterías del salón. La autora nos advierte de que el gran tesoro del siglo XXI es el rastro que dejamos en la red. Cualquier aplicación que utilicemos con frecuencia -llámese Facebook, Twitter o Google Maps- sabe más de nosotros mismos que nuestra pareja y amigos. Y no digamos si nuestro perfil es abiertamente narcisista y nos gusta más de la cuenta dejar rastro. Todo ello puede ser aprovechado por empresas (o desaprensivos) que quieren sacar tajada (legítima o no tanto) de nuestros hábitos de consumo. El gran negocio, ya sea en internet o a pie de calle, serán los datos. Ya está siendo así. El reto de cualquier comercio o empresa que se precie es saber quién es su cliente potencial o real y qué le interesa. Desde el punto de vista empresarial, lo que importa es conocer y entender las reacciones del consumidor. Bajo esa premisa, García Aller analiza el éxito de empresas como Amazon o la propia Zara, que desde el principio enfocó su negocio a conocer lo que demandaban sus clientes.

Y, por supuesto, García Aller aventura hipótesis de por donde se moverá el futuro. Por ejemplo, los zepelines que Amazon ha patentado como una especie de almacenes aéreos de productos, que podrían sobrevolar las ciudades del futuro llenos de mercancía con la que abastecer rápidamente a los drones de reparto que sirvan las compras a domicilio. Como dice la autora, eso sería realizar las compras en internet en la nube. Literalmente.

En síntesis, un libro para entender cómo todo está cambiando y transformándose. Un libro que de modo muy ameno -la sonrisa asoma con frecuencia- explica que la transformación digital conlleva la transformación social. En definitiva, un ensayo que me ha hecho pensar. Y eso no lo consigue cualquier libro ?. Como decían mis admirados Radio Futura, ‘El futuro ya está aquí’. Y este libro da cuenta de ello, con profusión de datos e información basada en la evidencia. Y con realismo y gracia.