Entrevista en Expansión

No os perdáis en Expansión «Lecciones de Márketing de Eastwood o Hitchcock» Mitos de la música o el cine ofrecen destacadas lecciones de gestión y ventas.

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Mitos de la música o el cine ofrecen destacadas lecciones de gestión y ventas.

«La empresa es un organismo vivo, con vida propia, llena de emociones que hay que saber gestionar». Esta frase, que pronunciaría cualquier experto en gestión empresarial, puede utilizarse también en el cine o la música. ¿Seguro? Se estarán preguntando muchos de ustedes. Pues sí. Cualquier grupo, que necesita una estrategia definida y un líder que sea capaz de ejecutarla, podría caber en esta definición»

«La mayoría de la gente ve el mundo de la empresa como algo muy alejado, aunque todos trabajamos en una. Hace años decidí que debíamos hacer más cercano este mundo y fue cuando pensé que hay muchos ejemplos de la vida cotidiana que pueden explicar el funcionamiento de una empresa», reconoce Enrique de Mora, gurú del management, que pone ejemplos de la música o el cine para explicar algunos fenómenos.

«The Rolling Stones demuestra que cuando se tiene clara una estrategia, se sabe lo que se quiere desde los orígenes y se es capaz de adaptarse a las necesidades y los gustos del consumidor, se alcanza el éxito. El concierto en La Habana, el primero de rock en la isla, demostró que son los únicos capaces de unir pasado y presente sobre un escenario».

La trayectoria de Clint Eastwood podría valer para explicar precisamente otro aspecto muy usado en el mundo de la empresa. El cambio. Esta palabra mágica, que se ve en el seno de muchas compañías como amenaza y como oportunidad, es una de las que mejor define al estadounidense.

«Eastwood, un actor errático, que parecía que no tenía mucho registro y que triunfó en el estilo spaghetti western, supo darle la vuelta a su carrera y convertirse en un profesional polifacético. Hoy es uno de los mejores directores, productores y actores de Hollywood y es precisamente gracias al sentido de la libertad que tiene. Hace lo que quiere, controla cada momento de su carrera, pero por otra parte siente la necesidad de controlar cada cosa que pasa a su alrededor. No en el sentido fiscalizador de la palabra, sino casi como un valor moral», señala De Mora, que valora el «todoterrenismo del que hace gala porque toca muchas teclas».

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