Una (mala) estrategia de precio tiene un precio.

Nueva colaboración en Sintetia.com, la plataforma online de reflexiones sobre estrategia, economía y finanzas. En este caso, sobre un asunto tan crítico para cualquier negocio como la estrategia de precio.

El precio es, o debería ser, un factor fundamental del marketing-mix. Además, es el único elemento del mix que genera ingresos, el resto sólo genera costes. Sin embargo, la gran mayoría de empresas no fija los precios de forma adecuada.

Una (mala) estrategia de precio tiene un precio.

Julio 2020 – Enrique de Mora

Ahora que ha llegado el buen tiempo… ¿Cuánto estás dispuesto a pagar por una cerveza? Imagina que te ofrecen dos alternativas: una normalita, a 1,80€ y otra de calidad a 2,60€. ¿Por cuál optarías? ¿Y si te ofrecen tres? La de 1,80€, la de 2,60€ y otra, más barata, a 1,60€.

En un experimento clásico realizado en Estados Unidos, ofrecieron cervezas a dos grupos de estudiantes. A los integrantes de un grupo, les ofrecieron dos cervezas, una a 1,80US$ y la otra, a 2,60US$. Comprobaron que dos de cada tres personas (67%) elegían la de 2,60 US$, la más cara, pero de mayor calidad. A otro grupo de estudiantes les ofrecieron esas dos cervezas y una tercera de menor calidad, a 1,60US$. Nadie eligió la más barata de las tres. Pero el porcentaje de estudiantes que se decantó por la más cara se redujo significativamente (53%) mientras que aumentó el de los que optaron por la cerveza de 1,80US$ (47%). Al ser esta la opción intermedia —ni la más barata ni la más cara— aumentó el deseo de compra.

Ese es nuestro comportamiento habitual como consumidores, especialmente ante productos que no conocemos: desechar el más barato y el más caro.  

Y ahora, un caso extremo. Si estuvieras perdido en el desierto, sin ingerir líquido alguno durante tres días, y te toparas con un tuareg que fuera vendedor ambulante, ¿cuánto estarías dispuesto a pagar por un refresco? ¡Lo que hiciera falta! Ese sería el valor percibido por ti… Y el tuareg podría tenerlo en cuenta (su esfuerzo le costaría llegar hasta allí, un mercado virgen, y mantener frescas las latas).

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Clint Eastwood: 90 años de buen cine y de buen Management.

Nueva colaboración en Sintetia.com, la plataforma online de reflexiones sobre estrategia, economía y finanzas. El 31 de mayo de 2020, Clint Eastwood cumplió 90 años. Buen momento para hacer un pequeño balance de su carrera como actor, director y productor, analizándolo también desde una perspectiva de Management.

Su larga trayectoria, primero como actor y, luego, también como director y productor han ido conformando un estilo de Management y de liderazgo muy definido.

Clint Eastwood: 90 años de buen cine… y un decálogo de buen Management.

Junio 2020 – Enrique de Mora

Este 31 de mayo, Clint Eastwood ha cumplido 90 años. Repito, noventa años. ¿Pasa sus días jugando al dominó, tomando el sol en la plaza del pueblo con sus coetáneos o pescando plácidamente? No precisamente… Está pensando en su siguiente proyecto, casi sin saborear las mieles del estreno de su última película, ‘Richard Jewell’ (2019), sobre el atentado ocurrido durante los Juegos Olímpicos de Atlanta 96. Y hace tan sólo dos años que rodó y estrenó “Mula”, en la que ha sido su última interpretación hasta la fecha.

Haga lo que haga, Clint Eastwood es ya el último mito viviente del cine clásico. Ha sido y sigue siendo un trabajador incansable. Una de sus características es que llega a los 90 años conjugando en presente el verbo trabajar, como menciona un artículo de ABC.

A estas alturas de la película, valga la expresión, cada seguidor tiene su propia clasificación de obras maestras del incombustible director. Algunas que no dejan lugar a dudas son ‘El jinete pálido’, ‘Bird’, ‘Mystic River’, ‘Sin perdón’, ‘Million Dollar Baby’ y  ‘‘Gran Torino’. Se considera de manera casi unánime que su primera obra maestra de Eastwood fue ‘Bird’ (1988) —su espectacular retrato del saxofonista de jazz Charlie Parker—, pero…, realmente fue gracias al western ‘El jinete pálido’ cuando empezó a ser reconocido y tomado definitiva —y universalmente— en serio tras la presentación de la película en el Festival de Cannes de 1985. En febrero de ese año, el prestigioso “New York Times” publicó un artículo titulado “Clint Eastwood seriously” que reflejaba bien a las claras el cambio de actitud que la crítica norteamericana experimentó respecto al cine del californiano. Eastwood se ganaba definitivamente los primeros retazos de esa vitola de respetabilidad de la que goza ahora…

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enrique de mora

Curso «Consejos de Negocio en los Nuevos Tiempos»

Consejos de Negocio en los Nuevos Tiempos. Como algunos sabréis, al principio del confinamiento, se me ocurrió aportar mi granito de arena con una serie de vídeos (caseros) dirigidos a empresarios, directivos y emprendedores para darles pistas sobre cómo manejar y trasformar sus negocios ante los nuevos tiempos que se avecinan, tras la pandemia actual. Me complace informaros de que Floqq, la gran plataforma de cursos online, ha agrupado dichos vídeos en un mini-curso también llamado ‘Consejos de Negocio en los Nuevos Tiempos’. ¡Gracias, Floqq!

Por tanto, aquí tenéis este curso breve, muy pegado a la actualidad, y que pretende ser especialmente práctico.

Se compone de 7 vídeos de unos 5 mn cada uno, por tanto en su totalidad dura un poco más de media hora. Excepcionalmente, el acceso al curso es gratuito (dado que la situación que estamos viviendo también es excepcional).

Consejos de Negocio

Tras el vídeo de introducción, abordo en 6 vídeo-capítulos las áreas básicas de una empresa o negocio: marketing, ventas, finanzas, operaciones y RRHH. Termina con un vídeo de conclusiones, inspirado en mi reciente artículo ‘El efecto TALES’: O cómo las empresas pueden afrontar la crisis del coronavirus, publicado en Sintetia.

Vivimos una situación inédita, que va a dejar muchas heridas y cicatrices, tanto en el plano sanitario y social como en el económico y empresarial. Son tiempos difíciles, muy difíciles, sí. La situación es dura y dejara huellas, sí, pero se acabará. Y dejará un escenario diferente, en el que deberemos seguir adelante. Por eso, en el ámbito empresarial / laboral y de negocios, en vez de quejarnos y lamernos las heridas, lo más inteligente y práctico es que nos preparemos para los tiempos que vendrán.

Si quieres seguir el curso, en el que tan solo debes apuntarte, clica aquí. ¡Espero que os guste!

‘El efecto TALES’: O cómo las empresas pueden afrontar la crisis del coronavirus

‘El efecto TALES’ es mi nueva colaboración en Sintetia.com la plataforma online de reflexiones sobre emprendedores, estrategia, economía y finanzas. 

Son reflexiones surgidas a raíz de la pandemia del coronavirus que tiene nos tiene confinados a lo largo y ancho del globo terráqueo, y están enfocadas a cómo deben manejar las empresas los nuevos tiempos, para sobrevivir y perdurar con éxito.

‘El efecto TALES’: O cómo las empresas pueden afrontar la crisis del coronavirus

Abril 2020 – Enrique de Mora

Desde 2003, la Fundéu, Fundación del Español Urgente, elige anualmente, asesorada por la RAE, su palabra del año. Siempre está relacionada con la actualidad. La primera de ellas fue, en el 2013, escrache, a la que siguieron selfi (2014), refugiado (2015), populismo (2016), aporofobia (2017), microplástico (2018) y emoji (2019). Intuyo que este año, 2020, lo va a tener más fácil que nunca. Por culpa de la sorpresa mayúscula y globalizadora que parece haberse iniciado con la venta de un murciélago en un mercado de Wuhan, hay cuatro claras candidatas a palabra del año: coronavirus, Covid-19, confinamiento y cuarentena. Todas ellas empiezan con C (de crisis).

Hablemos de crisis, de futuro y del filósofo griego Tales de Mileto. Llevamos semanas confinados, asistiendo primero con incredulidad y luego con preocupación creciente a todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Estamos inmersos en una crisis sanitaria sin precedentes, de escala planetaria, que está derivando en la crisis social y económica probablemente más grave de la historia.

El frenazo de la economía adquiere ya proporciones gigantescas. ¿Cómo afecta todo esto a las empresas y a los negocios en general? En una primera fase, durante la cuarentena, lo prioritario es salvaguardar la salud de los empleados y la continuidad del negocio. ¿Y después? Esa es la gran cuestión.

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La ‘movida’ del coronavirus.

Tiempos difíciles, peores que un ataque preventivo de la URSS. Son tiempos de mucha policía, poca diversión, pero si algo no procede es la insurrección. “Hola, mamoncete, ¿qué haces por aquí?”, le pregunta una pareja de agentes a un paseante irresponsable. Son tiempos de responsabilidad colectiva y de responsabilidad individual.

Sobre un vidrio mojado escribí su nombre, sin darme cuenta, empieza por C y termina por S. Nada es igual. Son malos tiempos para la lírica. Y buenos tiempos para la épica, la del personal sanitario, la de los empleados de supermercados y de aquellos comercios básicos que nos atienden. Todos se merecen el aplauso. Lo estás haciendo muy bien, héroe anónimo. Hay que evitar el pánico en el hospital. ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este? Marta tiene un marcapasos, y eso la convierte en paciente de riesgo. “Devuélveme a mi chica”, se lamenta el novio, confinado en su apartamento. Nadie quiere vacaciones en la morgue.

Tiempos de responsabilidad.

#YoMeQuedoEnCasa. En espera de otro mundo mejor. Vaya, vaya, aquí no hay playa. Esto no es Hawai. Busquemos nuevas maneras de vivir. Teletrabajando. Organizando. Cuidando a mayores y pequeños. Sacando lo mejor de nosotros mismos. Disfrutando de aquello para lo que nunca teníamos tiempo. Escuchando aquella canción de Roxy. O bailando. Bailando sin salir de casa. Mueve tus caderas.

Y, a pesar del aislamiento, ¡cuidemos nuestras relaciones! Ahora que es imposible disfrutar al calor del amor en un bar, dime que me quieres, pero dímelo en casa. O por Skype.

Querríamos estar en Venecia o en Groenlandia. Pero sólo podemos ir al supermercado o a la farmacia, racionadamente. Superada la fase ‘horror en el hipermercado’, cuando vayas a comprar, no mires a los ojos de la gente. Ni a la mascarilla. Ni a los guantes. Mantén la distancia. Es como si tuviéramos veneno en la piel. No tocarte. Y al volver a tu refugio, mucho jabón. Y champú de huevo.

¿Quién me ha robado el mes de abril? ¿Y la semana santa? Todos sabemos la respuesta. El ____ coronavirus. Vaya movida, sí. Aceptémosla. Aprendamos. Preparémonos. Aprovechemos para cambiar paradigmas. Salgamos fortalecidos. Son tiempos de responsabilidad. Que Dios reparta suerte.

PD: Y, de propina, una canción de la movida: https://www.youtube.com/watch?v=LyCQvyrZzW0

El cliente nuestro de cada día

‘El cliente nuestro de cada día’ es mi nueva colaboración en Sintetia.com la plataforma online de reflexiones sobre emprendedores, estrategia, economía y finanzas. 

De nuevo con uno de mis temas favoritos, el cliente, en un artículo que es continuación del publicado en enero de este año: https://www.sintetia.com/cliente-a-la-vista/

El cliente nuestro de cada día

Febrero 2020 / Enrique de Mora

En el artículo ¡Cliente a la vista!, publicado en enero de 2020, me centré en la captación de clientes. Obviamente, conseguir un cliente es un éxito, pero sólo es un primer paso. Hay que lograr mantenerlo. Y eso no es nada fácil. Una proporción nada desdeñable de clientes suele desaparecer. A veces, sabemos por qué y a veces, no.

Algo evidente, casi perogrullesco: para que el cliente repita, es fundamental satisfacer su necesidad. Un cliente insatisfecho no solo se plantea fugarse a la competencia, sino que además puede hacernos propaganda negativa. Mientras un cliente satisfecho suele hablar elogiosamente de nosotros y recomendarnos a cuatro o cinco personas (con suerte, y si logramos fidelizarlo hasta que se convierta en prescriptor), uno insatisfecho puede llegar a hablar mal de nuestro producto o servicio a una docena de semejantes. Por no mencionar el efecto de onda expansiva que se puede generar si decide publicarlo en redes sociales. 

Hace años, la compañía aérea United Airlines no gestionó correctamente la insatisfacción de uno de sus clientes, el músico canadiense Dave Carroll, y experimentó cómo las redes sociales pueden amplificar una queja hasta llegar a dañar la reputación de la marca. El incidente se produjo cuando Carroll, un cantante folk, viajaba con su banda hacia Nebraska. En el aeropuerto de Chicago, donde tenían que hacer conexión con otro vuelo, el músico vio cómo los empleados que transportaban el equipaje por la pista maltrataban su guitarra, que quedó seriamente dañada.

Después de un desgastante y estéril proceso de reclamación en el que Carroll reclamaba los 3.500 dólares que le costó su guitarra, decidió escribir una canción sobre su mala experiencia con United Airlines y difundirla a través de las redes, logrando convertirla en un rotundo éxito en internet. El video del tema “United Airlines rompe guitarras” fue visto casi 4 millones de veces y la canción ocupó en Canadá el puesto número 20 de ventas en iTunes. Sobra decir que la mala imagen que se asoció a la compañía y las pérdidas asociadas a este hecho convirtieron en irrisoria la cifra que en sus inicios reclamaba el cantante.

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Historia de una fotografía

Esta es la historia de una fotografía. Todo empezó en 1957, cuando un joven almeriense aficionado a la fotografía retrató con su cámara a una niña de 11 años en el quicio de la puerta de su casa-cueva en La Chanca, el barrio marginal situado bajo la Alcazaba de Almería. Carlos, así se llamaba el joven aficionado a disparar instantáneas, bautizó la foto con el nombre de ‘Niña Blanca’, “porque su ropa y la pared tenían la misma estructura, como de cal”.

Niña blanca (Carlos Pérez Siquier, 1957)

Aquella foto y otras que hizo durante muchos fines de semana a otros pobladores de la Chanca para retratar su día a día, se convertirían en el símbolo del barrio, cambiando, de paso, la vida de aquel treintañero empleado de banca, para dedicarse profesionalmente a su verdadera pasión, la fotografía. El reconocimiento le llegó tarde al fotógrafo almeriense, pero en 2003 obtuvo el Premio Nacional de Fotografía.

La Fundación Mapfre de Barcelona le dedica a Carlos Pérez Siquier (¡89 años!) una gran retrospectiva con 174 fotografías de seis décadas, desde 1957 y hasta 2018, en la que destaca su pionero salto al color cuando este estaba reservado a la publicidad.

Con motivo de la inauguración de esta retrospectiva, en la crónica de ‘El País’ Pérez Siquier rememoraba cómo hizo la foto de ‘la niña blanca’ en La Chanca: “Subí como hacía cada fin de semana a fotografiar el día a día de las personas que vivían allí. Cuando pasé por delante de la niña, se colocó y posó para mí. Fue como un flechazo. Y yo que soy muy rápido le disparé una sola foto. Luego se metió a su casa sin cruzar una palabra y no volví a saber nada más de ella”.

Hace poco, más de seis décadas después de la foto que le hizo en 1957, el fotógrafo y la ‘modelo’ improvisada volvieron a encontrarse. ¿Qué provocó el encuentro? Elena, una de las hijas de la “niña blanca” descubrió la foto y contactó con el fotógrafo almeriense para pedirle una copia: quería regalársela a su madre con motivo de su cumpleaños. Ese obsequio tan especial provocó que Ángeles Hernández, así se llama la protagonista de la foto, quisiera conocer al celebrado autor de la misma. La ‘niña blanca’ reconvertida en mujer madura acudió emocionada al encuentro de un no menos emocionado Pérez Siquier y le desveló que el día de la foto, aunque su madre le dijo que se metiera en casa, ella sintió curiosidad por ser fotografiada por el ‘americano’, como llamaban los habitantes de la Chanca a aquel treintañero que se empeñaba en retratar la cotidianeidad del barrio.

Y le contó también cómo cambió su vida. Se lanzó a la aventura para irse a Mallorca a trabajar de limpiadora en un camping. Allí conoció a un inglés, que antes de regresar a su país, le prometió que volvería a por ella. Ante tamaña declaración de intenciones, la chica de la Chanca, sin apenas saber inglés, le preguntó dónde trabajaba. Cuando él le contestó que “en la bolsa”, Ángeles pensó que trabajaba de …. ¡basurero! Se casaron y se fueron a vivir a Londres, donde la joven almeriense descubrió que su flamante marido era eso que denominaban bróker…

Historia de una fotografía. 1957 … y 62 años después…

Y aquí la vemos, fotografiada de nuevo por Pérez Siquier en el quicio de la misma puerta de la misma casa de la Chanca, sesenta y dos años después, con una bonita trayectoria a sus espaldas. De la Chanca a la City de Londres. “Nunca pude imaginar cómo esta chica que nació en este barrio tan marginal hubiera estado en tantos sitios del mundo. Es una historia preciosa”, relataba Pérez Siquier.  

Efectivamente, es una bonita historia. La historia de una fotografía, que ayudó a dar identidad y fuerza a un barrio marginal y marginado. Y, también, la historia de Pérez Siquier, que transformó con éxito su pasión en profesión, y la de la ‘niña blanca’, que logró trascender sus orígenes humildes y crearse una vida plena. Una historia en la que se entremezclan talento, emociones, pasión, sentimientos, actitud, desarrollo personal y afán de superación. Esa es una de las fotos y de las historias que hay detrás de la exposición retrospectiva (hasta el  17 de mayo), sobre la obra de Pérez Siquier. ¡Merece la pena!

¡Cliente a la vista!

Nueva colaboración en Sintetia.com la plataforma online de reflexiones sobre emprendedores, estrategia, economía y finanzas. 

Esta vez, retomo uno de mis temas favoritos, el cliente, como foco de nuestra atención, muy ligado con este artículo de hace unos meses: https://www.enriquedemora.com/en-los-medios/como-vender-mas-y-mejor-10-claves-para-lograrlo-articulo-en-sintetia-com/

¡Cliente a la vista!

Enero 2020 / Enrique de Mora

Todos somos clientes. Sí, todos. Por ejemplo, de bares y restaurantes. Y, por tanto, todos sabemos lo que se siente cuando tú, el cliente, estás sentado en la mesa de un bar, y el camarero te ignora olímpicamente. Tú, el cliente, quieres pedir algo y resulta que quién tiene que atenderte no lo hace y que eres tú quien debe estar pendiente de si te ve, en vez de al revés. ¿Les suena esta situación? O, quizá el problema no reside en la velocidad de atención inicial, sino en el tiempo que media entre el pedido y su servicio en la mesa.

Recordemos que Peter Drucker, el archiconocido padre del Management, decía que “el propósito de un negocio es crear y mantener un cliente”. O lo que es lo mismo: lograr que el cliente se convierta en nuestro fan. ¿El camarero o camarera del ejemplo lo ha conseguido? No precisamente. Esa falta total de orientación al cliente la podemos catalogar como “desorientación al cliente” … Y, claro, “desorientar” equivale a “hacer perder el sentido” y a “confundir”, por lo que un usuario desorientado tiene tendencia a perderse. Para siempre.

Pasemos al extremo contrario. ¿Conocen alguna empresa que pueda presumir de que sus clientes lleven su marca tatuada en el cuerpo? Hay muy pocas. Una de ellas es la mítica Harley-Davidson. Los “moteros” Harley te pueden sorprender en cualquier momento y lugar. Te los encuentras dónde menos te lo esperas. Por ejemplo, tras un “disfraz” de ejecutivo agresivo que, si viene a cuento, deja de hablarte de negocios, se arremanga la camisa y te muestra un tatuaje que atestigua su militancia…

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